5 Mitos populares sobre las neurotoxinas que debes dejar de creer

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A pesar de que las neurotoxinas se han convertido en algo tan popular que para mucha gente es un tratamiento habitual, aún existen muchos mitos en torno a ellas. Uno de los mitos más populares sobre las neurotoxinas como el Botox es que te pueden dejar un aspecto de cara «congelada» o sin expresión. Si bien es cierto que las neurotoxinas mal puestas pueden causar un look poco natural, este problema se puede evitar al someterte a este tratamiento con la persona adecuada.

«Un buen inyector puede remodelar casi todos los rasgos faciales», explica el Dr. Jeffrey S. Yager, cirujano plástico certificado que practica en Nueva York. «Mi objetivo en SY Aesthetics es suavizar las arrugas y al mismo tiempo permitir el movimiento suficiente para mantener la naturalidad. Es un arte y algunos artistas valen el dinero extra».

Hay muchos que también creen, erróneamente, que las inyecciones duelen. La realidad es que al ser administrado el Botox, lo que se siente es como un pequeño pinchazo. Además, el tratamiento en sí no dura mucho tiempo y la mayoría de la gente que se lo hace dice no tener problema alguno aguantado lo que describen como una molestia mínima.

Ahora que ya sabes que las inyecciones no duelen y que no quedarás con la cara sin expresión, entérate de otros mitos populares sobre las neurotoxinas que debes dejar de creer:

Mito: Cualquiera puede aplicar neurotoxinas

Comencemos con uno de los mitos más populares sobre las neurotoxinas, pero también uno de los más peligrosos. Con la creciente popularidad del Botox, hoy en día uno se puede someter a este tratamiento no invasivo en lugares como spas, oficinas dentales, oficinas de podólogos y hasta en casas y apartamentos particulares, como nos cuenta el Dr. Yager. Lamentablemente, algunos proveedores aseguran que están usando Botox, cuando en realidad puede ser que estén usando silicona o cualquier otra sustancia, añade.

El Dr. Yager recomienda que verifiques la licencia de la persona que te va a inyectar en el estado donde vives, ya que cada estado sigue reglas diferentes. Por ejemplo, en el estado de Nueva York, los únicos que pueden proveer este tratamiento son los médicos, los enfermeros de práctica avanzada (NPs) y los asistentes médicos o enfermeros, bajo la supervisión de un médico acreditado o un enfermero de práctica avanzada. Además es importante que te asegures que el lugar que has escogido sea un establecimiento profesional que cuenta con los permisos apropiados.

«Se han observado infecciones, pérdida de piel y cicatrices, y deformidades causadas por inyecciones permanentes», dice el Dr. Yager. «Asegúrate de revelar todos los medicamentos [que tomas] y de proporcionar un historial médico completo y honesto, incluyendo alergias, para mantenerte segura. Si tu proveedor no te pide tu historial médico, no te toma una foto y no te pide tu consentimiento antes del tratamiento, huye».

Mito: Las neurotoxinas son peligrosas

Aunque el mismo nombre alude a que se trata de toxinas, lo cierto es que el Botox, por ejemplo, ha sido utilizado con fines médicos desde la década de 1970 para tratar lo que es conocido como el ojo vago o perezoso. La FDA (la agencia federal que regula los alimentos y medicamentos en Estados Unidos) aprobó el Botox en 1989, pero no fue hasta el 2002 cuando se aprobó el Botox Cosmético para tratar las arrugas.

«El Botox mantiene un excelente historial de seguridad, y los efectos secundarios suelen ser leves. Como ocurre con cualquier inyección, pueden aparecer hematomas o enrojecimiento», revela el Dr. Yager. «Además, los resultados pueden ser desiguales, si se inyecta demasiado cerca de ciertos músculos, pueden caerse como en el párpado superior y algunos [pacientes] han informado de dolores de cabeza o fatiga».

Aún así, el cirujano plástico, reconocido como «experto en belleza latina», asegura que las verdaderas alergias a las neurotoxinas son muy raras. Lo que sí recalca es que las personas con trastornos neuromusculares como la miastenia grave y ELA, las que están amamantando o las embarazadas no deben recibir Botox.

Mito: Eres muy joven para recibir neurotoxinas

Siempre y cuando tengas 18 años o más, no existe una edad ideal para empezar a recibir neurotoxinas. De hecho, el Botox ha aumentado en popularidad entre aquellos que pertenecen a la Generación Z, ya que ofrece la posibilidad de prevenir futuras arrugas. Según el Dr. Yager, «si uno es muy expresivo con el rostro, y suele fruncir el ceño o hacer muecas, el tratamiento temprano de estos músculos puede mantener tu aspecto juvenil».

Mito: Los resultados son inmediatos

No, los resultados no son inmediatos, pero tampoco se tardan tanto como algunos creen. Los resultados del Botox pueden comenzar a verse 72 horas después del tratamiento, pero los resultados completos tardan de una a dos semanas en poder ser apreciados.

 «En el caso de los tratamientos cosméticos, se repiten cuando el movimiento muscular es tal que las líneas de expresión reaparecen o se hacen más profundas. No hay un tiempo mínimo de espera», dice Yager.

Mito: Tus arrugas empeorarán si decides dejar el tratamiento

Es innegable que tus arrugas regresarán si dejas de recibir neurotoxinas. Pero es completamente falso que vayan a empeorar. Si decides que el Botox no es para ti, puedes dejar de recibirlo en cualquier momento, como comparte el Dr. Yager. Lo único que pasará es que «los músculos se recuperarán y comenzará la progresión natural del envejecimiento. Poco a poco, volverás a tu estado inicial».

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