Además de hacernos bailar con ritmos llenos de energía y chispa, la música de Fanny Lu también nos inspira con un mensaje siempre positivo y de empoderamiento. Y su más reciente canción no es la excepción. «La mujer que soy» es una declaración de amor propio y la celebración del poder que tenemos las mujeres sobre nosotras mismas. Este sencillo da nombre al nuevo disco de Fanny Lu, quien llevaba 14 años sin lanzar un álbum de estudio. Ahora, la artista regresa con esta producción que celebra a la mujer y que, según ella nos asegura en esta entrevista exclusiva para NewBeauty en Español, «es el resultado de muchos años de aprendizaje».
¿Qué representa para ti tu nueva canción, «La mujer que soy»?
Mi canción «La mujer que soy» tiene gran relevancia para mí en este momento porque realmente la mujer que soy hoy es la que presenta esta nueva producción y es el resultado de muchos años de aprendizaje, de autorreflexión, de lágrimas, de sonrisas, de quererme, de no quererme, de aprobarme, de no aprobarme, de mirarme al espejo y decirme cosas que no son y pasar luego a mirarme al espejo y sentirme hermosa. Y esa mujer fue la que entró al estudio con ganas de entregar un álbum entero.
Este es el primer sencillo de mi nueva producción que viene muy honesta como siempre. Me gusta ser yo lo más que puedo al cien por ciento en cada cosa que hago y haber entrado al estudio a hacer un álbum entero fue una evolución linda, un proceso hermoso de encontrarme en toda esa honestidad con mis sonidos de siempre. Pero también con nuevos encuentros con sonidos y colores lindos; así que viene un álbum muy especial para mí.
¿Qué papel juega el empoderamiento femenino en tu carrera?
Siempre he querido mandar un mensaje de empoderamiento a la mujer, solo que yo siento que este tema del empoderamiento ha tenido como un cambio en mí, en mi perspectiva, en mi forma de verlo. El empoderamiento para mí hoy en día radica en ese poder que tienes sobre ti misma y no sobre nadie más, demostrarle tu poder no a nadie más sino a ti misma. Ese poder que tienes de decisión sobre ti misma, de amor, de darte amor, del poder que tienes sobre las palabras que escoges para ti misma, sobre la disciplina, sobre tus decisiones, sobre que seas tú primero antes que nada, después de Dios. Así que realmente siento que ha habido una transformación, antes como que el responsable de mi felicidad era el fanfarrón que por un rato me hacía infeliz, el que no es para mí, el Don Juan, y ahora como que la responsable de mi felicidad soy yo misma, y ese reconocimiento me ha transformado muchísimo.
¿Cómo has aprendido a amarte?
A través de los años he aprendido a amarme de la forma más bonita porque, si bien he llorado y me he reprobado como todas, desde hace algunos años empecé a hacer una actividad muy bonita y es el ejercicio de mirarme al espejo y si mi primer pensamiento era un pensamiento de reproche, transformarlo por un pensamiento constructivo de aprobación. Y empecé a notar que había una sonrisa que se pintaba en mi cara automáticamente, no pensándolo, no porque yo voluntariamente lo hiciera, sino casi como que desde las células mismas había una transformación en mi gesto cuando me miraba al espejo. Y empecé a explorar eso, como que cuando me miraba al espejo, si tenía la necesidad de decirme: «Uy, cómo estoy de…», cambiarlo por: «Uy, cómo soy de bella. Uy, cómo estoy de feliz. Uy, cómo me amo, cómo soy de bonita».
Y he visto esa transformación a lo largo del tiempo que se genera automáticamente en tu sistema corporal, desde el corazón, cada una de tus células reacciona a ese mensaje positivo. Y eso me llevó a entender que hay un compromiso inmenso de mí para conmigo, y las cosas que yo me digo, los mensajes que me doy, el abrazo que le doy a ese bebé hermoso interno que hay en mi corazón, que está en búsqueda de mi protección. Cuando te miras para adentro, hay como un niñito con los brazos estirados; y cuando tú ves un bebé con los brazos estirados, lo levantas, lo apapachas, lo proteges, lo apruebas. Y ese niño que tienes interior, esa niña que está ahí esperando que le des amor, siempre va a tener esos brazos alzados. Entonces, hay que levantarla y hay que protegerla, cobijarla y amarla mucho.
¿Qué le dirías hoy a esa Fanny Lu de esos años cuando tal vez no sentía ese amor propio que siente hoy?
A esa Fanny Lu le diría que se aviente siempre a hacer lo que quiera hacer, que crea mucho en sí misma para poder tener la valentía de arriesgarse a tomar decisiones y hacerlas sin miedo. El miedo enceguece, el miedo es oscuridad, el miedo paraliza. Siento que viví muchos años con miedo y creo que la superación del miedo ha sido uno de mis mayores objetivos y de mis mayores logros.
¿Y qué le dirías a esas mujeres que no sienten amor propio?
A todas las mujeres que me siguen y que aún no se aman con el cien por ciento de certeza, que un día se aprueban y el otro no, que hagan ese ejercicio de mirarse al espejo y decirse cosas lindas y vean cómo esos mensajes que se dan a sí mismas las transforman. Que hagan una lista de las cosas que aman de sí mismas, y de las que no, para que las cambien, pero con amor. No es con reproches, no es con reprobación, es con la certeza de que pueden cambiar lo que no quieren y no les gusta para crear más cosas de las que les gusta. Y que se miren con amor y con ternura, como cuando le enseñas a tu hijo a caminar, sabes que se cae, pero que le das la mano una y otra vez, tantas veces como sea necesario. Así que se amen mucho, porque nadie las va a amar tanto como ellas mismas, después de Dios.
Y para mí, mi rutina de skin care es parte esencial de mi rutina de amor propio y autocuidado. Así que dale mucho amor a tu cara para mantener tu piel firme. Hazte drenaje linfático para no haya retención de líquido y para que tu piel esté tensa, y que haya realmente tonificación en tus músculos faciales. Ve con un dermatólogo, que se volverá uno de tus mayores aliados.
