Botox sin tapujos: La importancia de normalizar los tratamientos estéticos y cómo hablar sobre ellos

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Tengo 43 años y no me da pena admitir que uso Botox. Al contrario, lejos de sentirme avergonzada de hablar sobre esto, no solo lo grito a los cuatro vientos, sino que también se lo recomiendo a todo el que me pregunta sobre mi experiencia (y admito que también se lo recomiendo a quien veo que lo necesita, aunque no me pregunte). Es un tratamiento que me encanta —aunque odio las agujas y el proceso en sí no me resulta nada placentero—, pero los resultados valen la pena. De hecho, si hubiera tenido la información correcta sobre este tratamiento antes, me lo habría empezado a hacer hace años. 

Por años, hablar de Botox y otros tratamientos estéticos ha sido un gran tabú entre muchas mujeres, especialmente en la comunidad latina. Sabemos que existen, que los resultados están a la vista, pero aún persiste un velo de silencio —y, muchas veces, de juicio— que rodea estos temas. ¿Por qué, si tantas lo usan, tan pocas lo dicen?

En la cultura latina, la belleza se celebra, pero también viene cargada de expectativas y normas no dichas. A menudo, se espera que «te veas bien» sin que parezca que te has hecho algún arreglito estético, como si cuidar de tu apariencia fuera un acto natural, que sucede casi por acto de magia. Esto lo que causa es que nos cohibamos de hablar abiertamente y que hasta nos sintamos avergonzadas sobre los tratamientos que muchas mujeres elegimos para sentirnos mejor con nosotras mismas.

Sin embargo, cada vez más latinas influyentes —desde celebridades hasta creadoras de contenido en redes sociales— están rompiendo el silencio y siendo más honestas sobre su experiencia con estos procedimientos. Siempre que entrevisto a figuras públicas, me gusta preguntarles si usan Botox u otros tratamientos de rejuvenecimiento, y noto que cada vez más lo admiten sin problema. Andrea Meza, por ejemplo, me reveló que tanto ella como su esposo, Ryan, lo usan.

«Yo me pongo Botox, porque me parece una tremenda manera de prevenir las arrugas finitas que se van haciendo en la frente y en los ojitos», me dijo la presentadora mexicana en entrevista exclusiva. «Yo ya convencí a Ryan de que se ponga su Botox. Es que ellos también tienen el derecho de cuidarse. Y el güero más, que tiene una piel tan delicada, ya se le estaban viendo mucho las líneas de expresión y a mí también, entonces le dije. Claro que sí, nosotras las mujeres debemos motivar a nuestras parejas a cuidarse, debemos poner el ejemplo e invitarlos a que cuiden su piel, que no tengan miedo. Y sabes que algo bien básico, como ir al dermatólogo, hay hombres que no van. Y sí es muy importante que vayan y se chequen, tanto hombres como mujeres».

Otra famosa que admite abiertamente que usa Botox es Kenia Os. Aunque es jovencita, la cantante comenzó a apostar por este tratamiento hace dos o tres años como medida preventiva para evitar la aparición de arrugas. «Tengo desde muy chica poniéndome Botox, como desde los 22 ó 23 años. El Botox mandibular me ha cambiado muchísimo la estructura de mi cara. Ante las cámaras soy muy expresiva, cuando hablo muevo muchísimo la cara, soy muy gestosa. Y, de repente, me agarraban en tomas (en cámara), donde yo decía: ‘¡Qué horror!’. Entonces, el Botox me ayuda a neutralizar un poquito eso y, sobre todo, a prevenir muchísimo, porque creo que existe mucha desinformación sobre el uso del Botox. El Botox es para prevenir, se usa antes de que tengas las arrugas. Ya para después de las arrugas, ya hay otro tipo de tratamientos. Entonces, desde ahorita estoy previniendo las arrugas, porque hago muchos gestos al hablar», me dijo la artista de 25 años, quien engalanó nuestra portada digital de enero 2025.

La sinceridad de estas famosas al hablar del tema puede contribuir a normalizar el uso de estos tratamientos entre quienes ven el cuidado estético como parte de su bienestar integral. Independientemente de la opinión personal que cada quien tenga sobre el Botox, no se debe crucificar, juzgar ni ridiculizar a quien decida usarlo, sin importar la edad a la que lo haga, siempre que sea de la mano de profesionales calificados. Al final del día, cada quien es dueño de sus decisiones… y de su rostro.

botox

El Botox no debe ser un tabú

El Botox no es un tratamiento que te «cambia» el rostro, sino una herramienta para suavizar líneas de expresión y prevenir arrugas. Y no se trata solo de «quitar años», sino de sentirte más fresca, más tú. Sin embargo, aún persiste la idea de que recurrir a este tipo de procedimientos es superficial o va en contra de «envejecer con gracia».

Lo cierto es que hablar de estos temas con nuestras amigas —sin juicio ni vergüenza— puede ser liberador. Compartir experiencias, dudas, recomendaciones y resultados ayuda a crear una comunidad más informada y empática, donde cada mujer pueda tomar decisiones desde el conocimiento y no desde el miedo al qué dirán.

Infórmate bien

Una de las ideas erróneas más comunes en torno al Botox es que deja el rostro con una apariencia «congelada». Sin embargo, el Dr. José Raúl Montes, cirujano oculofacial certificado con sede en San Juan, Puerto Rico, aclara que esta percepción no siempre es justa ni precisa.

«Los pacientes que terminan con una apariencia congelada no necesariamente es resultado de Botox. A veces son cirugías previas dónde ya el paciente ha perdido parte de sus expresiones. También, las sustancias de relleno hacen que los pacientes tengan unas expresiones que no se vean naturales. Por lo tanto, hay una combinación de tratamientos estéticos —y no necesariamente las neurotoxinas —que producen las caras congeladas. Repito: para evitar una cara congelada, cuando hablamos de neurotoxinas, menos es más; es mejor aplicar menos concentración en ciertas áreas», explica el especialista.

La importancia de hablar sobre el tema

Cuando una amiga te dice con confianza que se puso Botox y está feliz con el resultado, no solo te está contando un dato estético, te está abriendo una puerta a la honestidad y al autocuidado sin tapujos y espera que recibas esa información sin juicio alguno. Lo mismo pasa cuando eres tú quien te abres con una amiga. Normalizar estas conversaciones es también una forma de empoderamiento; es una forma de decir: «¡Me gusta verme bien y mantenerme luciendo joven; por eso me cuido y decido por mí!». Y punto. 

Además, estas conversaciones son clave para derribar muchos mitos que aún existen. Hablar sobre buenos profesionales, precios justos, efectos reales y expectativas saludables es esencial para tomar decisiones seguras.

Romper el tabú es cuidar de nosotras

En lugar de ocultar lo que hacemos para cuidar nuestra apariencia, podemos cambiar el discurso y verlo como una forma de autocuidado y expresión personal. No se trata de presionar a nadie a hacerlo, sino de permitirnos la libertad de hablar del tema con la misma naturalidad con la que hablamos de una crema nueva o de una rutina de ejercicios.

Normalizar el Botox —y cualquier otro tratamiento estético— no es una invitación a seguir una moda, sino a tener la opción de elegir libremente. En especial en nuestra comunidad, donde por mucho tiempo estos temas han sido considerados tabú o reservados para ciertas clases sociales.

Hablemos más y juzguemos menos

Al final, tener estas conversaciones entre amigas no solo nos informa, también nos conecta. Nos hace cómplices en el camino hacia una versión de nosotras mismas que se siente bien, se ve bien y, sobre todo, se acepta tal como es, con o sin Botox.

Hablar con naturalidad sobre nuestros cuidados estéticos es un paso más hacia una belleza más auténtica y libre de prejuicios. Porque en confianza, entre amigas, no hay lugar para la vergüenza, solo para la verdad y el apoyo mutuo.

Mujer aplicándose Bótox, neurotoxinas

Tips para hablar de Botox sin vergüenza

Infórmate primero: Antes de compartir tu experiencia, asegúrate de tener información clara y confiable. Así podrás responder preguntas con seguridad y evitar malentendidos y desinformación.

Normaliza con naturalidad: Habla del Botox como lo harías de cualquier otro tratamiento de cuidado personal. Menciónalo con la misma sencillez que hablarías de una crema o un facial.

Comparte tu «por qué» personal: Decir por qué lo hiciste —por prevención, por sentirte mejor contigo misma, por curiosidad— puede ayudar a otras a conectar contigo y derribar ideas preconcebidas.

Evita el tono defensivo o justificativo: No tienes que dar explicaciones ni pedir permiso. Hablar desde la confianza en ti misma transmite empoderamiento, no culpa.

Respeta otras opiniones: No todas estarán listas para intentarlo, y está bien. Escuchar sin juzgar abre el espacio para un diálogo real y sin presión.

Sé honesta con los resultados: Comparte tanto lo positivo como lo que te hubiera gustado saber antes. La transparencia crea confianza.

Crea espacios seguros de conversación: Entre amigas, por WhatsApp o incluso en redes sociales, hablar del tema con respeto puede animar a otras a hacerlo también o a decidir que no es lo mejor para ellas.

Recuerda que el Botox no define tu valor: Es solo una herramienta más en tu rutina de cuidado. Tu belleza, autoestima y valor no dependen de si lo usas o no.


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